Cuando supe que tenía prácticas en Barcelona, empecé buscar una habitación en un piso compartido. Me parecía la cosa más apropiada para mejorar mi nivel de español aunque disfrutando de Una Casa de Locos, exacto como en la película. Claro que es un poco cliché. Pero de hecho, no tanto...
Hice
mis primeras investigaciones desde Francia, al pensar que sería
mucho más fácil que me mude ya teniendo una vivienda. Después de
unos rechazos, la gente diciéndome que prefiere conocer me antes de
alquilarme una habitación, recibí una llamada de una chica a quien
había enviado una demanda. Me explicó “lo todo”, y me dijo que
si quisiera que la habitación sea mía, tenía que pagar un medio
mes de fianza, un enviarla una foto de la transacción, ya que son un
poco más lentas las transferencias a nivel europeo. Lo hice
mientras que me pareció muy raro que nunca me hubiera hablado de
firmar un contrato. Todo me pareció bien hasta el día cuando
llegué. Había cogido el autobús de noche desde Lyón, después de
haber viajado desde mi pequeñita ciudad en tren, y no había dormido
nada. Eran las 7 de la mañana cuando el autobús llegó a la
estación, y había decido coger un taxi hasta el inmueble, para que
no´me enzarce demasiado con mis dos maletas y mis dos bolsas. Dio la
dirección que me había enviado la propietaria al taxista y me
respondió que no estaba en Barcelona sino que en Sant Andría de
Besòs. Le dije que mi dueña me aseguró que estaba en Barcelona,
pero de hecho el taxista tenía razón: la chica me había mentido.
Cuando fui delante del inmueble indicado, llamé al piso que me había
indicado ella, pero un hombre bastante irritado me respondió que no
esperaba a nadie. Llamé algunas veces a la dueña, sin respuesta. Yo
no sabía qué hacer. Decidí ir al consulado de Francia, pensando
que me podrían ayudar. Después de haber pagado 40 euros de taxi y
esperado durante una hora, expliqué mi problema a un empleado del
consulado, que llamó a la chica para obtener una explicación. Le
respondió de lo más
llanamente
que el piso no estaba al tercero, sino que al séptimo, y que el
número no era el 2 sino que el 1. La había pedido la dirección dos
veces, para tranquilizarme. Todavía no entiendo cómo se puede ser
tan irrespetuoso, y reírse de todo el mundo. Y lo que más illustre
eso es la frase que me dijo cuando al final llegué al piso: “no
entiendo porqué has ido al consulado porque si te habías quedado
aquí, te habrías respondido en un momento.” Pero de hecho, solo
se trata del primer golpe bajo que me hizo ella.
Un
poco después, las temperaturas empezaron a bajar en la ciudad, y por
lo tanto, hizo muy frío en el piso. Tenía tan frío que no podía
dormir. Pregunté a mis compañeras de piso cómo funcionaba la
calefacción, pero ninguna de ellas lo sabía. Una llamó a la dueña
y me dio el teléfono. La propietaria me dijo que yo debía aumentar
la temperatura en la calefacción central, pero solo durante 2 horas,
y no más de 19 grados, ya que “cuesta mucho dinero la calefacción”
(mi renta era de 330 euros con los gasto incluidos). De hecho, la
chica habría preferido que yo esté enferma en vez de pagar la
calefacción. Lo que ocurrió obviamente. E incluso tuve que ir al
hospital porque no logré curar.
Por último, una amiga mía estaba sin hogar cuando se mudó a Barcelona y por lo tanto la hospedé. Solo se trataba de algunos días y mis compañeras de piso me habían dicho cuando nos habíamos visto por la primera vez que no las importaba si alguien durmiera a casa. Pero cuando mi amiga vino, mis compañeras de piso llamaron a la dueña, que pidió hablar conmigo. Me dijo que no podía invitar a alguien sin prevenirla, lo que me pareció extraño, ya que estaba mi habitación, que pagaba por ella y que de hecho, pensaba que podía invitar a quien quería. En Francia es esto. También en Inglaterra. Y la propietaria nunca me lo había precisado antes. Al final, me dijo que además, las otras chicas del piso, que ambos eran bastante amigas, la había explicado que era una persona sucia que nunca limpiaba el piso y que de hecho, quizás sea mejor que me vayas. Estaba conmocionada. Tenía mucha fe en la humanidad y no pensaba que alguien podía ser de tal maldad. Lloré mucho, lo confeso, pero después, me dije que la energía que estaba poniendo en mis sollozos, sería más útil si la pusiera en investigaciones para una nueva habitación.
Dos
días más tarde, había encontrado un nuevo piso, con gente que
querían que la gente “se sienta como en casa, y no como en una
habitación que alquila durante algunos meses”. Era exacto lo que
quería oír, y después de una media hora de conversación con el
chico que proponía la habitación, la alquilé. Lo dijo a mi dueña,
al pedir que yo recupere mi fianza. Me respondió que no la había
prevenido dos semanas antes de irme, y que por lo tanto, no me
devolvería mi dinero. El mundo al revés: ¡me amenazaba de echarme
del piso y cuando me iba, estaba furiosa!
Fortunadamente,
Jessica me habló de la OCU (Organización de Consumidores y
Usuarios), diciendo que yo debería llamarlos, desde la oficina ya
que no tenía un móvil español, porque son intermedios entre las
dos partes de un conflicto, y que intervienen antes de la policía,
que de todo modo necesitaba que ir a ver ya que había conservado las
llaves del piso (única esperanza para recuperar mi fianza). También
me explicó Jessica que podía imprimir las conversaciones Whatsapp
que tuve con la dueña, como prueba.
Todavía
no sé si recuperaré mi dinero, pero ¡seguro que me batiré! Y de
hecho, comparto mi nuevo piso con la gente más adorable y divertida
del mundo, ¿qué más podría pedir?
La
moraleja de esta historia es que siempre tienes que chequear las
informaciones antes de pagar algo, y si la persona no te propone
firmar un contrato, probablemente no es una buena idea eligir esta
habitación.
¡Cuidado amigo! =)
Accomodation troubles!
When
I knew that I got an internship in Barcelona, I started to look for a
room in a shared flat. I thought it was the most appropriate thing to
do to improve my Spanish skills while enjoying The Spanish
Appartment, exactly as in the movie. It is a bit cliché I assume,
but actually, not that much...
I did
my first research in France because I thought it would be much more
easier to move to Spain if I've already had an accomodation. After a
few refusals – people told me that they'd rather meet me before
renting a room – a girl called me after I sent her a message. She
explained “everything” to me and then she said that if I wanted
the room, I had to pay half-a-month deposit and send her a picture of
the transfer, as they are a bit slower at the European level. I did
it even though it seemed a bit weird to me that she'd never told me
about signing a contract. Everything sounded good until the day I
arrived. I had taken the night bus from Lyon, after travelling from
my little town by train; I did not sleep. It was 7AM when the bus
arrived and I had decided to take a taxi to the building, in order
not to be bothered with all mi luggages. I gave the address the
landlady sent me to the taxi driver, who answered that it was not in
Barcelona, but in Sant Andría de Besòs. I said to him that the
landlady assured me it was in Barcelona, but actually, he was right:
she lied to me. When I found myself in front of the building and rang
the flat a quite irritated man answered that he was not expecting
anybody. I called a few times the landlady, with no answers. I did
not know what to do. I finally decided to go to the French Consulate,
as I thought they could help me. After I paid 40 euros for the taxi
and waited an hour, I explained my issue to a consulate employee, who
called the landlady in order to get an explanation. She answered to
him quite simply that the flat was not in the third floor, but in the
seventh, and that it was not the number 2, but the number 1. I had
asked her twice to be sure. I still don't understand how you can be
so direspectful and not care about a single thing. And what
illustrates it the most is the sentence she said to me when I finally
arrived to the flat: “I don't understand why you went to the
consulate because if you had stayed here, I would have answered you
eventually.” It was actually just the first thing she tricked me
with.
A
bit after, the temperature started to drop in the city and the flat
was really cold. I was so cold that I couldn't even sleep at night. I
asked the mates how the heating works but none knew. One of them
called the landlady and gave phone to me. She told me that I had to
raise the temperature to 19 degres because “the heating costs a
lot” (it was suppossed to be included in the rent). Actually, she
would have prefered me to be sick rather than paying for the heating,
and obviously, that's what happened. I had to even go to the hospisal
because my cold became so severe and I needed medicine.
Finally,
a friend of mine was on the streets when she arrived to Barcelona, so
I took her in for a few days. I was told by my flat-mates the first
time we met that they did not care about someone sleeping over for a
few nights. But when my friend arrived, they called the landlady, and
she asked her to speak to me. She said to me that I couldn't invite
someone without her permission, what I found quite weird as I was in
my room, paying for it, and so I thought I could invite whoever I
wanted. In France, things are like that, and so are in England.
Moreover, she had never told me such a thing before. In the end, she
told me that the other girls, who were friends, reported to her that
I was dirty, not doing housework, so that it would be better if I
move out. I was shocked. I had faith in the humanity and I didn't
think it was posible for someone to be so mean. I cried a lot, I
admit it, but after that, I told myself that the energy I was wasting
on crying would be better used on finding a new place.
Two
days later I had found a new flat, with people who wanted that their
flat-mates “feel like home, not just like in a room they live in
for a few months”. It was exactly what I needed to hear and after
half an hour chatting with the man who was offering the room, I took
it.
I
said it to the landlady, and I asked her when I could recover my
deposit. She answered that I hadn't informed her two weeks before
leaving, and therefore, she won't give me my money back. It was
topsy-turvy: she threatened me to throw me out and when I left, she
was furious!
Fortunately,
Jessica told me about the OCU (Organisation of Customers and Users),
saying that I should call them (from the office as I didn't have a
Spanish phone) because they are mediators between both parties of a
conflict, and take action before the police, where i should go anyway
as I kept the keys of the flat (my only hope to recover my money).
Jessica also explained to me that I could print the conversations I
had with the landlady via Whatsapp, as an evidence.
I
still don't know if I am going to recover my deposit, but it's sure
that I am going to fight for it! And actually, I now share a flat
with the sweetest and funniest people in the world, what else?
The
moral of the story is that you ALWAYS have to check the information
before paying anything, and if the people don't offer you to sign a
contract, it is probably not a good idea to chose this room.